¿Qué hay tras el estigma de las tecnocumbias?

Por mucho tiempo la cumbia ha sido uno de los ritmos musicales que más ha viajado por Latinoamérica desde los años 50.

Países como Argentina, Perú, México, Uruguay, Venezuela, e incluso Bolivia, la recibieron. A esta le agregaron diferentes instrumentos que han marcado la variación de cada tipo de cumbia que se escucha en dichos países.

Con el paso de los años ha evolucionado y ha sido adoptada por los jóvenes “rebeldes” que han usado la música con el pretexto de reflejar los diferentes hechos que marcan el pasar de sus días.

La tecnocumbia llegó a Colombia y Bucaramanga en la década de los 80 cuando adoptaron la música peruana, cerca de 50 años después de que la cumbia folclórica naciera en la costa atlántica. Allí se transformó el sonido tradicional de las gaitas por otros instrumentos como, además, se incluyeron instrumentos como la batería eléctrica y el bajo para darle vida al género que fusiona el techno con la cumbia clásica.

En esta época se dio el boom de la cumbia. Desde 1998 hasta 2004, aproximadamente, la cumbia pegó. Pero después inició la estigmatización, por lo que los eventos que solían realizarse disminuyeron y esta música permaneció en las barriadas.

Un símbolo de identidad
La cotidianidad de las personas que habitan en las zonas más marginadas de la ciudad suelen ser descritas en dichas canciones. Temas como la muerte, el barrio, los amigos, las drogas y el amor resumen los problemas que estos viven día a día.

Estos sucesos siguen marcando la identidad del género y de quienes son llamados “cumbieros”. Además, han dado pie a que las personas que desconocen dicha realidad, rechacen de inmediato el desarrollo de este tipo de música.

“Su característica principal es similar a la que presentó el tango, la salsa, la bachata, que surgieron de la marginalidad de sus exponentes”, explica la socióloga Paloma Bahamón. La música es asimilada y adoptada por estos barrios como un factor de identificación y de orgullo.

Además, es el único medio en el que se dan a conocer los acontecimientos que son ignorados por algunas personas. “La cumbia, en todo Latinoamérica, los representa y es la pasión del pueblo”, afirma Óscar Ramos.

La tecnocumbia también se ha convertido en un canal para llegar a las personas que cuentan con diferentes problemas como la delincuencia y la drogadicción que, a través de mensajes positivos, produzcan un impacto en ellas para alejarse de estas conductas.

Por ejemplo, la agrupación Mission Love de Bucaramanga, dedica sus letras a la concientización de diferentes dificultades a las que muchos deben enfrentarse.

Por otro lado, la danza es un elemento fundamental en esta cultura. Yahir Muñoz, reconocido en la ciudad por ser uno de los mejores bailarines de tecnocumbia, afirma que es importante tener confianza en la pareja con la que se baila.

Esto ayuda a que haya fluidez al momento de soltar los pasos más representativos de este encuentro.

“A ellos les encanta bailar porque esta música tiene un estilo que se ha creado acá y tiene pasos muy diferentes a otros tipos de baile”, afirma Óscar Ramos.
No obstante, los demás no comprenden este fenómeno cultural.

El problema social detrás del rechazo
Esta variante, rica en cultura y ritmos distintos, no ha podido surgir porque el estigma social lo ha impedido. Bahamón agrega que en este caso particular, Colombia es un país clasista.

Cuando la gente percibe que esto es algo de ‘ñeros’ de forma despectiva, se evidencia su desprecio y un temor por el esquema de la pobreza.

Las tecnocumbias cobijan a las personas que son vistas por la ‘gente de bien’ con gran marginalidad que viene en ascenso.

Nuestra actitud hacia la música de los otros refleja las actitudes de apertura de inclusión o de rechazo, que en este caso, es una mirada excluyente.

Vanguardia realizó una encuesta en su perfil de Twitter en la que se le preguntó a los usuarios si las tecnocumbias hacen parte de la identidad de Bucaramanga. Estas fueron algunas de sus redes.

Sin embargo, “hay una tendencia curiosa a que ciertas músicas miradas con desprecio, luego son aceptadas por la sociedad. Como pasó con el vallenato, que hace cerca de 30 años eran aborrecidas”, agrega la socióloga. Es decir, es probable que suceda con este subgénero.

Brayan Gómez, líder de la agrupación Mission Love, afirma que esta música ha evolucionado pues Pereira, Pasto, Manizales y el departamento del Cauca ahora están exponiendo la cumbia y sus variantes mucho más que Bucaramanga.

Los expertos afirman que este estigma se trata de un problema de la forma en la que las personas asocian las cumbias con sus seguidores, mas no de un aspecto cultural o musical.