Esteban González Pons En la política conviven Dios y Satanás

El vicesecretario de Política Institucional del PP, delante del Congreso donde se desarrolla su novela El escaño de Satanás

Esteban González Pons (Valencia, 1964) es un político, eurodiputado, vicepresidente del Partido Popular Europeo y vicesecretario de Política Institucional del PP desde que Alberto Núñez Feijóo llegó a la presidencia del PP, que en sus últimos años en Bruselas ha escrito dos novelas, una romántico sobre un amor de juventud, Ellas, y la que ahora publica El escaño de Satanás (Espasa), donde la política se hace en el Congreso coincidiendo con el

descubrimiento en los sótanos del palacio de algunas sepulturas que interferirán en la vida política de un país que se desliza por derroteros muy peligrosos. González Pons es también autor de un libro de poemas escritos en el teléfono móvil, de nombre @-}-; su autobiografía Camisa blanca; y un diario de su última etapa en el Congreso Tarde de paseo.

Un político escribiendo sobre política. ¿Dónde acaba la política y dónde empieza la ficción?
Lo primero que tengo que decir es que soy un escritor que hace política y por lo tanto, como todo escritor, escribo de mi entorno más cercano, así que cuando me pregunto por la realidad y la ficción a veces la respuesta es hasta donde el escritor puede comprometerse como político.
¿Hasta donde puede?
Es difícil, porque la literatura exige un compromiso con la realidad que siempre es menos condescendiente que el propio compromiso político. El escritor ve la realidad con los ojos más abiertos que el político, el escritor ve y no comprende, el político ve, y acepta. Así que mi verdadera conciencia como político nace de mi ambición de ser escritor.

Describe una política de la que parece sentirse decepcionado. ¿Es un sentimiento que usted, como político, tiene?.

A final del libro, la política se salva, pero no quiero hacer spoiler, y el libro está dedicado a la política escrita con P mayúscula, pero es verdad que en la política conviven Dios y Satanás. En la política he encontrado la peor parte del alma del ser humano, y que en la política he descubierto maldad, que es difícil encontrar en cualquier otra faceta de la vida, pero al mismo tiempo, sin la política no habría educación pública, no habría sanidad publica, no habría pensiones públicas, no dispondríamos de infraestructuras aceptables, no habría Justicia. Sin la política, lo mejor de nosotros mismos no habríamos sido capaces de construirlo, por eso, por desgracia, aunque la política es salvaje, la política es necesaria.

Si no hubiera estado en Bruselas, fuera de la dirección del PP, ¿Habría escrito el mismo libro?
No. He podido escribir esta novela, porque he visto la política española desde lejos. Igual que no se puede narrar una batalla desde el centro mismo de la batalla, no se puede contar cómo es la política española desde el centro mismo de la política española. He tenido que irme para ver con claridad y también para crecer como escritor, y como político. La política que describo en El escaño de satanás es la de un país al que amo con locura visto desde lejos.

Usted acabó de escribir esta novela justo antes de la llegada de Feijóo a la presidencia del PP y de que usted hubiera vuelto a Génova. ¿Se arrepiente ahora de haberlo escrito?
No, si me arrepintiera no la publicaría. Tanto la editorial como yo hemos dudado si era el momento oportuno de publicar la novela. Finalmente hemos optado por hacerlo, pese a las críticas que pueda recibir, y porque me parece honesto que mis votantes y mis compañeros sepan realmente lo que pienso. Los políticos nos expresamos de muchas formas y los escritores también. Para mí, si yo no hubiera publicado mi novela, no sería yo. En realidad soy más un escritor que un político, aunque parezca más un político que un escritor.
¿Cree que el libro le puede traer problemas en su partido?
No, en absoluto. Estamos poco acostumbrados a políticos creativos, porque en los últimos tiempos los políticos han empequeñecido, como los tuits, pero la historia de España está llena de políticos escritores, de políticos pintores, de políticos creadores. Si vuelvo la vista atrás podría citar hasta diez grandes políticos españoles que han sido también novelistas. Tenemos incluso un político español que es premio Nobel de literatura y creo que en mi partido, como en el resto de partidos, respetan a los políticos que escriben ficción.

En el libro, en la ficción, su protagonista, que es del PP, es contrario a pactar con Escarmiento, que a nadie se le escapa que es Vox. ¿En la política real es usted igual de reacio?.

Una de las decisiones que tuve que tomar al principio de la obra fue si llamar a los partidos por su nombre real o emplear nombres ficticios y decidí que si fuera norteamericano hablaría de republicanos y demócratas, si fuera británico hablaría de conservadores y laboristas, y por lo tanto debía hablar de del PP y del PSOE. Sin embargo no he hecho lo mismo con Vox ni con Podemos. Escarmiento no es Vox, es un partido distinto de Vox, de hecho Vox aparece separado de esta fuerza loca a la que he llamado Escarmiento. Creo que la novela es una caricatura, un esperpento de la España real, pero que no tiene traslación en España.

Hay una proliferación de libros que parten de una pandemia y de una distopía. ¿Hay riesgo de que esa situación que describe en el libro se de?.

En el libro hay dos tipos de monstruos, los que proceden de las tumbas que hay debajo del Congreso, y los que proceden de los extremos políticos. Yo quiero pensar que en España es más probable que resucite un vampiro debajo del Congreso a que haya un gobierno de extrema derecha o de extrema izquierda.

Usted ha sido el negociador del PP para un acuerdo del Consejo General del Poder Judicial que nunca llegó. La negociación ¿se parece en algo a las que se suceden en el libro?.

No, porque en el libro las negociaciones aparecen como reparto de cromos, y hay una en concreto en la que el punto de vista del autor se sitúa debajo de la mesa y lo que el libro cuenta no es lo que sucede en la mesa, sino como se mueven los pies de los negociadores mientras la negociación se produce. Lo que el ministro Bolaños y yo intentamos hacer tuvo una altura de miras que no tienen las negociaciones que se producen en esta novela. Es una pena que al final intentaran engañarnos.

De su anterior novela, Ellas, la gente se quedó con alguna novela de sexo. Ahora repite. ¿Entiende que la gente no vea bien que un político hable de eso?.

No, No lo entiendo. En mi anterior novela de 500 páginas, había página y media en la que, en su historia de amor, los protagonistas practicaban sexo. En esta novela, de 500 páginas, puede que haya tres en las que los protagonistas tienen algún contacto sexual. Me parece que pretender que los políticos vivan en un mundo de personas sin sexo es creer que los políticos o son cursis o son idiotas. Creo que la sociedad es lo suficientemente madura como para no escandalizarse porque un político vea las cosas tal cual son, a las personas con sexo y a las personas que se quieren, practicándolo. Me da la impresión de que ese escándalo es mojigatería.

Como se decía en la época del destape, ¿lo exigía el guión?.
Cuando dos personas se quieren, salvo que sean de una película española de los años 50, o 60, lo normal es que el guión les exija meterse juntos en la misma cama. Ahora, si quien se escandaliza tiene el mismo tipo de amor que le atribuimos a Aurora Bautista, pues entonces es normal que sea capaz de pensar que los hijos siguen viniendo de París.

Le presentará el libro, la semana que viene, Mariano Rajoy, que no le hizo ministro. ¿Por qué no Feijóo?.

Feijóo está invitado, y e primer libro que me llegó se lo di a él, porque es mi amigo. He buscado para la presentación escritores que además estén en política. Mi primera novela me la presentaron Borja Semper y Maite Pagaza. Esta novela, en Valencia, me la van a presentar marta Rivera de la Cruz y Carmen Amoraga, y Mariano Rajoy es un político escritor. De hecho, entre todos los políticos que escriben en España, Mariano Rajoy es Kent Follet, porque ninguno de los políticos que escribimos en España hemos sido capaces de vender 100.000 ejemplares, y él sí, como ha hecho de su libro Política para adultos. Creo que Rajoy es otro escritor que ha intentado no hacerlo mal en política.