POLÍTICA
Casi la mitad de los embajadores políticos que propuso Pedro Castillo milita en Perú Libre – El Comercio Perú
/ NoticiasInformación basada en hechos y verificada de primera mano por el reportero, o reportada y verificada por fuentes expertas.
En abril, una decisión presidencial encendió las tensiones en Torre Tagle. Isabel Soria Reátegui, una profesora peruana que radica en Suecia, había sido propuesta por el gobierno de Pedro Castillo como embajadora del Perú en Noruega. Soria, de 62 años, se desempeñó como coordinadora de la campaña electoral de Pedro Castillo en Suecia, pero no tiene estudios universitarios concluidos ni trayectoria reconocida. Actualmente, la cancillería se encuentra a la espera de la aceptación del país nórdico.
Con Soria, suman cuatro propuestas de embajadores afiliados al partido de gobierno. De estas, dos han sido rechazadas y solo una ha sido aprobada por el país de destino.
El primer nombramiento que generó polémica fue el de Richard Rojas García, hombre de confianza de Vladimir Cerrón y militante de Perú Libre desde el 2017. En setiembre, fue propuesto para ocupar la embajada de Panamá, a pesar de no contar con estudios superiores concluidos. En cuanto a su experiencia laboral, Rojas se desempeñó como jefe de prensa de Pedro Castillo durante la campaña presidencial y, en una publicación de Facebook de junio del año pasado, dijo ser técnico electrónico en el jirón Paruro.
Los cuestionamientos al nombramiento de Rojas no vinieron únicamente por la falta de credenciales para ejercer la labor diplomática. De hecho, el militante había cobrado protagonismo en agosto del 2021, cuando El Comercio reveló que Cerrón intentó retirar S/376.930 de una cuenta de ahorros a través de un cheque de gerencia a su nombre.
En un hecho insólito –fuentes en la cancillería aseguran que es “casi imposible” que suceda–, Panamá rechazó la propuesta de la manera en que se hace en la diplomacia: con el silencio. Pasado el plazo de 30 días en el que Panamá suele otorgar el beneplácito –término utilizado para describir la aceptación formal del embajador del país de destino–, la falta de respuesta es interpretada como rechazo.
Tras ello, Rojas fue nombrado embajador en Venezuela, pero una orden de impedimento de salida del país dictada por el Poder Judicial –en el marco de la investigación que se le sigue por lavado de activos– obligó al gobierno a dar marcha atrás.
Pero el caso de Rojas, por insólito que sea, no es el único en el que ha habido una negativa del país de destino. Ocurrió lo mismo con Eliseo Soria Reátegui, hermano de Isabel Soria, quien fue propuesto como embajador en Suecia. Este Estado, sin embargo, rechazó el nombramiento. Fernando Vivas ha relatado que el motivo fue que el maestro tenía nacionalidad peruana y sueca, lo cual era un impedimento para ejercer el encargo diplomático en Estocolmo.
Quien sí fue aceptada por el país de destino es Carina Palacios Quincho, exfuncionaria del gobierno regional de Junín durante la gestión cerronista y fundadora de Perú Libre.
En setiembre, Palacios fue propuesta como embajadora en Bolivia. Según constató El Comercio, el Perú no enviaba un embajador político a dicho país desde, por lo menos, la década de 1950. Ello se debe a que, al tratarse de un país limítrofe, la labor diplomática es más compleja, por lo que se opta por enviar a miembros del servicio diplomático que puedan ocuparse de las relaciones entre ambos Estados de manera idónea.
Palacios, lejos de tener experiencia en actividades relacionadas a la diplomacia, es ingeniera agrónoma de profesión. Durante la gestión cerronista en Junín, ocupó dos cargos: directora de la Agencia Agraria Jauja y, luego, directora de la Dirección Regional de Agricultura de Junín (DRAJ). En aquella época, el diario “Correo” reveló que la militante de Perú Libre había firmado documentos como “ingeniera” pese a no tener, en ese entonces, título universitario.
Noruega tiene un plazo de aproximadamente 40 días para dar el beneplácito a los embajadores propuestos por otros países. Isabel Soria fue propuesta a mediados de abril.
Desde el gobierno, sin embargo, ha existido cierta presión para que se dé la aceptación. Según fuentes de cancillería, el último 26 de abril, tras la ceremonia de presentación de credenciales de embajadores concurrentes, el embajador de Noruega, Jostein Leiro, se reunió con el presidente Pedro Castillo y el canciller César Landa, en el despacho de este último. Además de Leiro, el único embajador que se reunió -en un momento distinto- con el Ejecutivo fue el de Angola.
En caso el nombramiento de Soria sea aceptado por Noruega, se desplazará a Gustavo Otero, diplomático de carrera que ocupa la embajada desde el 2020.
Durante la espera, sin embargo, los ánimos no han sido pacíficos dentro de Torre Tagle. Fuentes de este Diario señalan que, tras la polémica generada por la falta de idoneidad de Soria para el cargo –no tiene estudios universitarios concluidos, sino estudios técnicos en Industria del Vestido–, esta intentó responsabilizar a la cancillería de intentar “boicotear” su designación, luego de que la entidad hiciera cambios en su currículum vitae.
Según funcionarios diplomáticos, el CV de Soria que fue enviado a Noruega y que circuló en los medios de comunicación es una versión resumida y editada del original, pues este tenía faltas ortográficas y elementos sin relevancia para la función diplomática.
Según las fuentes diplomáticas, Soria se quejó con el mismo presidente Castillo acerca de la versión editada de su CV y acusó al ministerio de Relaciones Exteriores de haberla desprestigiado. El mandatario, a su vez, envió al canciller César Landa una tercera versión de la hoja de vida remitida por Soria y le pidió que la envíen a Noruega. En una práctica no acostumbrada, esta semana los funcionarios diplomáticos tuvieron que enviar un cable con el nuevo documento.
La nueva versión del currículum vitae, que fue remitido a Noruega sin cambios, incluye nuevos elementos, tales como haber aprobado un taller de anfitrionía y etiqueta de mesa, un curso de extensiones de pestañas “3D” y otros relacionados a moda y confección.
Por otro lado, el documento consigna que Soria cuenta con un nivel de inglés básico. De acuerdo con las fuentes de Torre Tagle, para que sean posibles las labores diplomáticas, se prefiere que la persona designada en una embajada maneje el idioma del país de destino -en este caso sería el noruego- o, en su defecto, tenga un nivel avanzado del inglés. En efecto, uno de los requisitos para ingresar al servicio diplomático es aprobar un examen internacional que certifique el manejo del inglés en nivel avanzado.
Según la Ley del Servicio Diplomático, los embajadores políticos –aquellos que, sin ser parte del servicio diplomático, son designados en embajadas u organismos internacionales– no pueden exceder el 20% del total de los jefes de misiones diplomáticas y representantes permanentes en el exterior. La cuota, además, incluye a los diplomáticos en retiro. Con ello, el Ejecutivo puede nombrar 14 embajadores políticos como máximo.
Actualmente, el gobierno peruano tiene cinco embajadores políticos en funciones: Carina Palacios (Bolivia), Manuel Rodríguez Cuadros (ONU), Harold Forsyth (OEA), Oswaldo de Rivero (Estados Unidos) y Alberto Massa (Nicaragua). Salvo Palacios, todos son diplomáticos en situación de retiro.
Otro embajador político que el Perú ha propuesto es el excanciller y diplomático en retiro Óscar Maúrtua, quien sería enviado a España, según relataron fuentes de El Comercio a cancillería. Actualmente, el Estado peruano está a la espera del beneplácito español.
Si bien los embajadores políticos no tienen que ser diplomáticos de carrera, la norma establece cinco requisitos para el cargo: ser peruanos de nacimiento, tener capacidad y versación notoria, prestar o haber prestado destacados servicios a la nación, observar una correcta conducta pública y privada y carecer de antecedentes penales.
Debido a las continuas polémicas por nombramientos de embajadores políticos sin credenciales para el cargo, a lo largo de los años se han presentado diversas propuestas que buscan elevar la valla de las designaciones. La última fue aprobada en primera votación el último 28 de abril.
Según la iniciativa, para ser embajador político se deben cumplir requisitos adicionales, como tener título profesional expedido por una universidad y registrado ante la Sunedu y carecer de sanciones judiciales o administrativas. Para entrar en vigencia, la propuesta debe ser aprobada por el pleno del Congreso en una segunda votación.
Pese a tener únicamente 5 embajadores políticos en funciones –es decir, aceptados por el país de destino–, el gobierno de Pedro Castillo es el que más funcionarios de este tipo ha propuesto en los primeros 10 meses de gestión. La gestión castillista, además, es la única en la que se han rechazado dos nombramientos de embajadores políticos por parte del país de destino (Richard Rojas en Panamá y Eliseo Soria en Suecia).
En los últimos 20 años, el gobierno que más embajadores políticos nombró a lo largo de la gestión fue el de Alan García. El aprista llegó a nombrar 23 de estos funcionarios. Ollanta Humala nombró 15 en todo su gobierno y Alejandro Toledo 14. Por su parte, Pedro Pablo Kuczynski designó cinco y Martín Vizcarra dos. El único presidente que no nombró ningún embajador político fue Francisco Sagasti.
Algunos de los casos de embajadores políticos que generaron más controversia fueron el de la embajadora en Francia, Cristina Velita, ginecóloga de profesión y amiga de Nadine Heredia, durante la gestión de Ollanta Humala; y el del cuñado de Alberto Fujimori, Víctor Aritomi, designado en Tokio en el mandato fujimorista.
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